jueves, 19 de abril de 2012

EXPERIENCIAS SOBRE MI PATRIMONIO CULTURAL

Soy una estudiante de Administración en Turismo y Hotelería de la universidad César Vallejo, a punto de culminar mi carrera universitaria me ha tocado por mi propio gusto y con mucho gusto recorrer innumerables sitios arqueológicos e históricos desde que inicié mi labor como practicante en la Subgerencia de Turismo y Cultura, hoy Subgerencia de Educación y Cultura de la Municipalidad distrital de Comas.
En una primera instancia y al desconocer a lo que me enfrentaría, creía que mi labor sería la de propiciar el desarrollo de la actividad turística en el distrito de Comas.
Ignorando el potencial con el que el distrito contaba, con muchas ganas e ilusión emprendí mi viaje por el sendero que semanas más tarde me envolvería en un misterio cultural que día a día me resultaba más fascinante, me sentía una descubridora de hechos relevantes en cultura material e inmaterial; me sorprendió muchísimo el potencial cultural que un distrito muchas veces marginado tenía entre sus entrañas y en base a ello empecé a pensar y diseñar cómo desarrollar la actividad turística a gran escala, valiéndome en el hecho de que se contaba con los recursos para su desarrollo, sin embargo, no todo podía ser perfecto, detrás de tanta belleza e historia me aguardaba la complicada tarea, la de ir en contra de la desidia y olvido que del cual venía siendo víctima el patrimonio cultural local.
Sintiéndome impotente por no poder detener el tiempo, por no poder lograr de una manera real, comprometida y desinteresada la ayuda del ente municipal, empresa privada o población. Es así que entendí, cuál era mi labor en la municipalidad, ése no era el de propiciar el desarrollo turístico, sino, preservar el patrimonio cultural que corre peligro para que más adelante cuando se cuente con una organización más estable y que apueste por la cultura como un pilar de desarrollo, esos lugares aún existan, y así recién se pueda realizar un desarrollo turístico y éste sea exitoso, suena utópico, pero no podía hacer nada más que intentar proteger las huacas de Comas, aún a costa de mis propias limitaciones.
Empecé a investigar, indagar cuáles eran, en qué situación se encontraban, si antes ya habían sido atendidos o las iniciativas que posiblemente tenían. De la mano del señor Enrique Niquín descubrí la aventura y cultura que en la cima de los cerros nos esperan latentes, y cada vez más vulnerables los sitios arqueológicos como la Fortaleza de Collique, Chacra Cerro I y II, Alborada I y II, Huaca los chasquis y las murallas de Tungasuca, llegamos a los límites recorriendo quebradas y cerros a los cuales llegábamos a punto de desfallecer, pero llegábamos y todo el cansancio se desvanecía al ver la belleza del panorama que nos rodeaba, de su mano también conocí las especies de árboles nativos y foráneos que existen en Comas, sin olvidar su explicación sobre los Molles, conocí la ubicación de los puquiales que han ido desapareciendo,
hasta que hoy ya no queda ninguno en Comas, sin duda una gran persona muchas veces incomprendida.
Así mismo, conocí a la profesora Haydeé Quispe, quién me enseñó y aún enseña el valor de la perseverancia por una buena causa, el amor desinteresado que una persona puede tener frente a un hecho el cual la mayoría de personas deja pasar con mucha indiferencia, en ése momento fue un apoyo y una voz fuerte cuando no se quería ver el problema de fondo. Por medio de ella conocí al señor Edgar Quispe, un docente que me apoyo cuando con el aval histórico que desde su desarrollo académico podía brindarnos con explicaciones más certeras de lo que veníamos viendo, conocí también al señor Santiago Tácunan, quien desde un inicio siempre se mostró a favor de apoyar e impulsar la protección del patrimonio cultural, que lastimosamente se encontraba en peligro y al igual que con los antes mencionados no se pudieron concretar las actividades que se venían proyectando. En el medio existen personas como Hist. María Rostworowski, el Arq. Daniel Morales, Inés del Águila, Walter Tosso, entre otros que de una u otra forma, antes o actualmente han visto en Comas y su territorio una historia y cultura cuyos vestigios aún se pueden observar y que coinciden en que los Collis, señorío que se estableció en esta parte del territorio limense fue guerrera y tenaz.
Dentro de la municipalidad aprendí mucho sobre la gestión municipal, fui testigo de muchos aciertos y desaciertos, una gerencia que trabajaba más que otra, o que otras tenían más apoyo, por doquier diversidad hasta en la gestión, eso me permitió enfrentarme a lo bueno y malo, de lo bueno, conocer a Angelo Sandoval e Iván Luera, gestores culturales que me mostraron que Comas es un distrito cultural no sólo por sus sitios arqueológicos que no son conocidos ni por su alcalde, sino por los acontecimientos programados con un enfoque social que se realizan dentro del distrito con mucho éxito y que hoy en día han logrado traspasar fronteras, actividades culturales muy notables y loables como FIAE, FITECA, FIETO, Vía Crucis de Semana Santa, entre otros que brindan espectáculos artísticos y culturales de calidad.
Así como a los mencionados, existen muchas personas que aportaron con sus granitos de arena a impulsar la revalorización del patrimonio cultural desde un enfoque integral, la lista se hace extensa. A todos ellos un gracias eterno por el aporte a mi desarrollo como persona y profesional y sobre todo al aporte a favor de la defensa del patrimonio cultural local.
En la actualidad ya no formo parte de la municipalidad, pero me mantengo actualizada con referencia a lo que en el distrito sucede, y aunque ya no pertenezca de manera formal a la municipalidad, me siento muy familiarizada  no sólo con el gran potencial que tiene Comas, sino todo Lima norte y el valle del río Chillón.

Kely Galindo.

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